Madame Expo (cuento)


Una
Tengo un vacío en la cabeza. La sacudo y no escucho nada, ni siquiera el golpeteo de algún líquido en su interior... y esque no quiero volver a tener que levantarme nunca más, no quiero volver a ver un espejo en toda mi puta vida!


Todo es un reflejo, una imagen.


Dos
Soy regreso de la luz en un nervio óptico empañado, en un espejo a punto de estrellarse.
Salté exaltada, el corazón agitado. Otra vez tuve ese sueño en el que soy mayor. Me vuelvo vieja e inmediatamente lo pierdo todo... se me pierde el corazón y no siento más que un espacio hueco, metálico, oxidado por los alcaloides.

Tenemos que buscar razones para vivir en cualquier lugar... para mi todo es válido.


Tres
Yo busqué debajo de la cama, siempre creí que ahí estaba un duende emo con la solución para mi soledad. Siempre soñé que un buen día me hiba a despertar con la cama llena de regalos, con las sábanas de seda de motel caro transformadas en mantas de franela con dibujos de ositos azules y rosas... mi mamá llamándome para levantarme.
En cambio nada más encontré un vacío tremendo que me asustaba, que me había temblar de miedo.

Cuatro
Cinco seis siete
Ocho nueve

(vomito)
Siete
Ocho
Nueve


Nuestras vidas se vaciaron aquel otoño de viajes infinitos.


Diez
Somos todos imágenes retraídas por un frío interminable.

Once
Imágenes difuminadas golpeadas contra un muro.


Doce trece catorce
Las minas del rey Salomón están en la tierra, pero no las encuentro por ningún lado.
Somos leves, cíclicos, errabundos hijos de dioses bastardos. Caníbales.
Leves representaciones de la obra del fin del mundo.


Rosa murió de rojo. Rosa murió de rojo. Rosa murió de rojo.


Somos actores de un intermedio mudo. Me culpo y me culpan por sentirme apática ante la vida... como en esa actitud en la que se perdieron ya todas las esperanzas y nada más piensas en que lo peor puede pasar en cualquier momento.

Quince dieciséis diecisiete
Soy una mujer pegada a una nariz.
Me digo que me quiero morir sin tener más razón que el deseo de salir de este sentimiento de nada, ahogada en nada, y encontrar algo real. Y las chicas de Glamours me dicen que me inventé la más barata y deprimente pose que pueda haber. Y ojalá tuvieran razón sus palabras y los gritos del dueño de la agencia, ojalá las estampitas te dieran algo en qué creer. Ojalá todo fuera producto de algo que yo puedo cambiar... que en realidad pudiera controlar... o cuando menos disfrutar.
¿ Y es que cómo se puede creer en la vida, cuando a la vida misma nos la enseñaron muerta!

Dieciocho
Ni si quiera lo de las pastillas es mi culpa. Cuando comencé a trabajar como modelo...

Diecinueveveinteveintiunoveintidos veintitres veinticuatro bueno, más bien como chica de compañía, como puta, porque a fin de cuentas eso hago, me las comencé a tomar. Unas para dormir y otras para despertarme. Otras nada más para ponerme menos loca. Para combinarlas con alcohol y poder olvidarme de la cara de los puercos que me cojen.
25
En las exposiciones y conferencias soy modelo de agencia. Ahí me consiguen la chamba, a veces hay que ir a casting, y pues la cosa es que la gente que va a estos eventos pues es importante, con dinero cuando menos: señores que viajan de trabajo, que vienen de fuera, hombres de negocios que no podrían pasar una noche solos porque entonces sí la conciencia se los come. Y esque en verdad los putos son ellos. Señores corruptos cabezas de lindas familias, alcohólicos casados legalmente y en las iglesias más grandes por bienes separados...

Veintiseis Pues con esos señores son con los que me acuesto en mi trabajo. Los servicios son casi siempre aburridos, rápidos o violentos, algunas veces los hijos de puta pueden ser muy humillantes, seguro que conmigo hacen todo lo que quisieran hacerle a sus esposas pero no pueden. Piensan que pagar les da el derecho de maltratarla a una, que pueden desfogar así nadamás por sus guevos todos sus complejos y sus frustraciones, y sus fantasías puercas y enfermas. Hombres degenerados que se inventan las peores de las humillaciones, de las depravaciones. Son esposos responsables que les compran camionetas familiares futuristas a sus esposas para que se muevan a gusto, para que se alejen lo más posible y así poder hacer un poquito más soportables las relaciones que los hacen pero que no les dan nada, que los dejan tan vacíos como ellos vaciando las vidas de gente que los cree diferentes.
Y pagan muy bien, eso sí. e invitan buenos vinos, cocaína sin corte por la nariz, en la boca, en las tetas y luego la vagina y el ano. Consoladores. Algunos sólo quieren verme masturbándome para calentarse, me gritan que sea cochina y que los divierta. Y yo que no siento nada. Más que puta, soy actriz. Tengo que actuar para que pienses que sí estoy excitada, y que me gusta que me cojan, sabes no? Que piensen que me dan placer. Y la verdad es que lo único que me dan es asco. Puro asco, por diosito santo que nada más.
Y entonces las pastillas son maravillosas para no sabes que pasa en la noche... la noción de lo que en la realidad está pasando. Así, andando chocha, o rueda, pasta, reina, rueda que rueda, no importa quién me coja. Para mí son nada más un bulto de carne podrida balanceándose encima de mí.

Veintisiete
Las pastillas me secaron el alma. Ya me quiero morir, no me quiero levantar otra vez, no quiero llegar a vieja porque entonces no voy a ser nada, del interés de nadie; además, la adicción me pone cada vez peor físicamente. Cada día tengo que usar más maquillaje para disimularme la palidez y las ojeras, los pómulos se me saltan como cadáver, y pensar en la cirugía imposible, sólo haciéndome amante de un político.
Cómo me gustaría quedarme dormida para siempre. No tener que volver a abrir las piernas nunca más...

Veintiocho veintinueve
En realidad nunca he pensado pasar de los treinta, todas las revistas coinciden en que a esa edad comienzas a decaer como mujer y luego pronto viene la menopausia... además creo que treinta, bien vividos, son suficientes... mañana que es treinta de abril me voy a acordar mucho de mi mamá, que siempre le gustó ese mes.
Era cuando yo festejaba mi cumpleaños... el treinta de abril.
Y lo hice hasta hace casi un año... el año pasado.

Que será el último.



Treinta
Treinta pastillas van a ser suficientes...
Treinta pastillas van a poder seguramente más que veintinueve años.

Entradas populares