Deconstrucción del Metalero Satánico: 1era entrega /// Amor Filial y Sentido de trascendencia

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Israel (www.israelm.com) es investigador, artista sonoro y divulgador de la cultura, 
del sur de Guadalajara, México, para el mundo.
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      Desde sus orígenes, los medios de comunicación institucionalizados han sido el brazo activo de los poderes fácticos. Y como tal, fabrican, señalan y persiguen hasta quemar vivos (ahora sólo de manera simbólica, porque hace no mucho la iglesia católica todavía se prendía literalmente), a quienes ellos o sus amos determinan, a partir de sus propios intereses, quiénes y cómo son y se comportan "los enemigos públicos". Esos personajes malos de la película de la vida colectiva, quienes para tomar ese lugar deben representar al contrario, a la "otredad". Si nosotros aquí, pues contra los de allá, y si lo que pasa es que nosotres, ¡contra aquellos! Porque de lo que se trata es de satanizar esa encarnación que no comparte los valores de "nuestra" comunidad, y aún peor, ¡quien la pone en riesgo con ideas que son de "ellos",justamente  aquellas que durante generaciones han venido haciendo posible la cohesión de "nosotros". 


Pues esta es la historia y el lugar que han tomado en nuestras sociedades modernas las llamadas contraculturas, y esa ha sido también su culpa y función desde su primera aparición allá por los años cuarenta del siglo pasado: la de incorporar agentes ajenos, patógenos, en el programa que escribe el funcionamiento social, la norma que establece y comanda el "deber ser". Igual que hace el arte, piensan algunos, en cuanto a que su deber es poner en tela de juicio todo aquello que ha sido normalizado o institucionalizado. 


Tal ha sido la historia de una de las legiones más aguerridas de las contraculturas: la representada por el Rock, quien ha crecido en el mundo entero como el amigo feo y problemático que ningún padre de familia quiere para su hijo. Y que en una de sus ulteriores expresiones más extremas y radicales, el BLACK METAL, puso nerviosas a las buenas consciencias de la clase media mundial y en tela de juicio (para luego prender el lienzo) a la institución religiosa que más poder ha amasado en los últimos 1600 años, socavando culturas, identidades y riquezas materiales y espirituales de todo el orbe en el nombre del buen pastor. Un género artístico que va mucho más allá de sólo música y de únicamente arte, trasladando su campo de acción incluso a las arenas políticas e ideológicas, lo cual los hace hasta el día de hoy, lamentablemente, presa apetecible aunque no fácil para sus jueces pendencieros, buitres mediáticos que encuentran razones de sobra para seguir desgarrando la ya diezmada carne de rapiña que  venden hasta todavía hoy, sin importar que la historia esté ya tan desgastada sobre ese movimiento ideológico de la última década del siglo pasado, sustentado por agrupaciones musicales que predican con el ejemplo la quema de iglesias, el asesinato, la exhibición sádica y la intimidación a representantes del catolicismo. 


Fotograma de la película «Lords of Chaos», que cuenta la historia del grupo de Black Metal llamado  "Mayhem" a quienes se les culpó de quemar más de 10 iglesias en Noruega. -

6 * 6 * 6

Cuando menos este fue el retrato que los medios de comunicación le vendieron al mundo cuando yo iba a una secundaria lefebrista a quienes el mismo Papa J.P.II excomulgó por reaccionarios, al considerar que sus misas todavía en latín y con el sacerdote dando la espalda a la concurrencia, eran demasiado anticuadas, inclusive para ellos la jerarquía catoliquén más encumbrada.


Y cuando yo lo escuché por primera vez, algo en mi encontró algo que había estado buscando quién sabe desde cuántas vidas atrás, y otro algo ya no fue el mismo después de mi primera experiencia.  

 El naciente género de metal extremo, hijo a su vez del "death metal", caracterizado por incorporal voces guturales, aumentó la velocidad de los ritmos como nadie lo había hecho, sacó provecho de las disonancias para generar atmósferas terroríficas y, sobre todo, creó todo un imaginario lírico basado en el paganismo, el satanismo y los mitos nórdicos, que dio forma a lo que pronto se conocería como «Black Metal» 

La destreza y velocidad con que se interpretaba, su excentricidad y complejidad, su demencia y su voracidad, abrían puertas que al cruzarlas, ya no había marcha atrás. Porque ahí del otro lado uno descubría una verdad distinta a la que habíamos aprendido en nuestras escuelas que traicionaban al espíritu secular por el que murieron tantos liberales en las guerras cristeras. Una verdad que reafirmaba al ser humano como centro y como dueño de su existencia de la que no le debía ninguna explicación, agradecimiento ni veneración a absolutamente nadie más que a sí mismo, y que además, era una pulsión que había estado ahí desde el principio de los tiempos, que incluso había definido el triunfo y la persistencia de nuestra especie en el planta.


Una expresión contracultural que creció de la mano con la irreverencia, la confrontación y la afirmación del individuo en el ejercicio de toda clase de derechos sobre sí mismo, con forma de "criatura grotesca y tenebrosa" que resultaba tremendamente seductora para todo aquel mocoso que creía querer que el mundo se acabara.



Yo en mi caso como ñoño al que reprimían en su casa con pretextos pedagógicos, comencé a escuchar esta música que de una hechizó mente e imaginario marcando una línea no clara, sino obscura, de en quién me quería convertir. Algo comprensible en un contexto de infancia determinada por la soledad que tenía que acompañarse de juegos de rol, realidades paralelas y organigramas feudales fans de Calabozos y Dragones y la Dimensión desconocida.  


     Se trataba pues, de la variante más extrema, violenta y sacrílega de las ya tantas vertientes de la llamada música extrema.  METAL-NEGRO, como el café que ya por esos entonces comenzaba a tomar retando a la autoridad para hacer mi propia ley y santa voluntad, viviendo como se me diera la gana.  

     Era
 la última década del siglo y junto con ella llegaba la revolución del internet, y con él, una nueva puerta transdimensional para el tráfico libre de información a través de su red. Y ahí fue donde se abrió la caja de Pandora, una Pandora nórdica con halos de suicidio, amenazas, sangre, cuchilladas en la cabeza y un grupo de selectos collares, fabricados con el cráneo de uno de los miembros del clan. El nombre que llevaba esta PandoraPostmoderna en un primer momento,  era el de Mayhem, y era mórbidamente célebre porque su segundo vocalista se había volado la cabeza, y su amigo el guitarrista le había tomado una foto en ese momento que encontró el cadáver y que con ella luego hiciera la portada de su siguiente disco, aunque para entonces dicho guitarrista-fotógrafo ya estuviera muerto también, acuchillado por el otro guitarrista de la banda que se suponía que era su amigo pero que finalmente y después de más de 20 estocadas, más de la mitad en la cabeza, pues, ya no demostró tanta empatía o fidelidad por dicha relación.   Por lo que este chico, literalmente, de 23 años, el otro guitarrista, pues tampoco pudo estar para presentar el susodicho disco porque estaba en prisión pagando la condena por matar a su colega. Dos muertos y uno preso, antes del siguiente disco. 



   :::(esta es la alineación de Mayhem antes mencionada)::: 

6 * 6 * 6

   Me llamò el chivo negro, los pentagramas y esa ola de hiperviolencia que jamás me habría imaginado que podría existir. Y esa sola idea bastaba para que yo amara al BLACK METAL desde entonces y por siempre. Eran los abanderados de las vanguardias de aquellos que no queríamos ser parte de su mundo de centros comerciales, hiperhipócritas valores familiares y cuerpos trabajados en el gym.  Y eso, a mi papá, abogado conservador de uno de los rincones más orgullosos de su tradición en el mundo latinoamericano, le preocupaba. Al principio fue curioso, luego inquisitivo y al final determinante y prohibitivo. Y es que no había nada más seductor para un gordito sensible que junto con la pubertad le explota la vida misma, por lo que no estaba dispuesto a claudicar ni ceder terreno en este frente de batalla. No aquí. Probablemente podría haber aceptado que lo pusieran a dieta o lo lleven al karate contra su voluntad. Pero que lo quisieran alejar de este mundo que acababa de descubrir, y que lo conectaba con la esencia misma del animal que siempre había sido... eso simplemente no iba a suceder.

     Fue en uno de sus intentos por acercarse a mi naciente mundo, que contra toda su voluntad mi señor padre me llevó al "5to Poder", la única tienda en la guadalajara de finales de los ochentas que se especializaba en metal pesado y rock&roll en general que tenía la característica de que a los no iniciados, eventualmente los enfadaba si no es que los asustaba. Un recinto pútrido y escandaloso para el oido y la vista bucólica del tapatío promedio, en donde lo que trascendía eran esos discos importados que las compañías que atendían al mercado nacional simplemente no se atrevían a publicar bajo ninguna circunstancia. Nos daban a Metallica, a Iron Maiden o a Guns&Roses, pero esa música pusilánime no tiene absolutamente nada que ver con el "círculo interno" de chicos que quemaban iglesias, amenazaban sacerdotes, acuchillaban homosexuales y cuando se suicidaban se tomaban fotos entre ellos que luego las hacían no sólo canciones sino también escandalosas portadas para los discos que sacaban. 

   Entramos juntos a la tienda e inmediatamente me invadió ese olor peculiar que años después seguiría vinculando al alma que no encuentra ningún tipo de calma: una mezcla de patchnuli e incienso que dejaba sin remedio apestosas a todas las camisetas negras con las que se mezclaba. Infusión por demás ecléctica que vinculaba el mundo de los hippies y su paz y amor, con el sexo drogas y rockandroll del glam californiano y los gemidos anticristianos de los nórdicos que caminaban como si mataran minorías a horcajadas. Me invadió eso, y la sensación de haber entrado en una dimensión del submundo más maldito y seductor que con exquisito morbo imaginaba. Ahí estaba la sección de pipas, para la mariguana seguramente, pensé yo entonces, ya que todavía no había otros consumos de enervantes popularizados en mi natal Guadalajara. Los rockeros eran mariguanos, sin falla. Estaba ahí también la sección de accesorios de piel negra y estoperoles que al espíritu afilaban: pulseras, cinturones, collares y demás parafernalia. Estaban las paredes que mostraban grotescas y repugnantes portadas de vinilos, y también las paredes que ponían esas mismas imágenes en camisetas que con la pura imagen a cualquier hombre de bien lo amedrentaban. Y estaban por todo el techo diversas banderas de las más variopintas agrupaciones pero eso sí, todas sobre tela negra estampadas. 

 Y ahí estaba justo en medio de mi y de mi papá: la portada más enferma, más malvada,  más controversial que la historia del metal y sus peores perversiones creara. Mi papá sabía que yo ya la había visto, podía adivinarlo en esa excitación insana que no podía esconder ya mi mirada. Y yo sabía que él también había hecho lo mismo, asustándose de alguna manera, él, hombre de moral y valores que siendo  tan recio, no podía imaginar que pudiera existir tanta maldad encarnada, editada y comercializada. Y ni él quería que yo volteara otra vez a ver la espeluznante imagen y yo no podía hacerlo frente a él sin que eso culpa me despertara. Era, como esa cosa de no fumar frente a él, aunque ya se hubiera dado cuenta  de mi adicción disimulada... algo que a pesar de conocer ya de facto,  a mi me imponía y me paralizaba.

      El disco era el bien conocido entre la comunidad de camisetas negras "Down of the black hearths", de esta banda que Mayhem por nombre llevaba. Popular especialmente entre los muchachos de secundaria que querían resignificar sus entornos mediocres y aburridos, saetas musicales perversas de quienes me enamoré muchos años antes de escuchar su música por primera vez, con toda esa sangre, esos sacrificios rituales y toda esa propaganda malsana. Una música que, hay que decirlo, me causaba mucho miedo el sólo pensar que existía, por el simple hecho de estar vinculada a esa leyenda vinculada a su vez con una mafia satánica que como hemos dicho ya, gozaban de escandalizar al mundo con excentricidades como sacrificar mascotas, dormir en ataúdes, respirar animales muertos antes de subir al escenario, enterrar su ropa durante semanas y acuchillarse entre ellos si se encontraban a la pasada, llenos de odio blasfemo hacia quienes señalan como carceleros supremos de la humanidad, el ser humano mismo y la iglesia católica podrida y oxidada. 

6 * 6 * 6

El relato de la historia de la portada más macabra de la historia jamás creada, pues, que teníamos ahí como intermediario de la relación filial que en cualquier momento tronaba, nos cuenta con detalle gráfico explícito como hemos ya sugerido en un par de ocasiones (y del cual deben ser advertidos los menores de edad y quienes no sufran desórdenes de la personalidad, de gustar contar mentiras o de emociones que hayan sido corrompidas), la manera en la que este chamaco de 23 inviernos, hoy mártir de la religión del BlackMetalNoruego, autonombrado con el mote artístico de
Death, (por paradójico que resulte, a la vida le encanta el humor sobre la muerte), que en realidad pues, era un vatillo tranquilo, inclusive algo tímido y retraído, que uno lo veía en sus escenas de humano normal, y no le pasaba por la cabeza la sospecha, la duda de cómo era posible que un muchachito con esa sonrisa tan límpida, pudiera haber guardado tanto dolor que luego tanta maldad retendría, odio y tristeza, todos acumulados en el mismo paquete biogenésico que con el factor medio ambiente, detonaría irremediablemente... el joven sonriente de la imagen aquí arriba, y también el de la cara pintada poco más abajo, para que lo vean y lo constaten ustedes mismos

 Este muchacho pues, con un lado de sí cargando una historia de abusos durante la infancia y problemas consecuentes de depresión desde muy temprana edad, y con el otro, dando rienda suelta a la expresión de esta incapacidad para integrarse al mundo que lo condenaba, institucionalizándola... deja ver ya entonces y de una manera por demás radicalizada, que tiene un serio problema de que no está resuelto, y que le está haciendo daño ya no sólo a nivel psicológico o emocional, sino que comienza a expresarse de manera física, lacerándose de manera profunda y escandalosa a sí mismo sobre el escenario, con la clara intención de hacerse daño y de ser posible, acabar ahí mismo con su ser. Experiencia que se repite en diversas ocasiones, de las que tuvo que ser llevado directamente a salas de emergencia que frustraban su impulso suicida que se le escapaba de las manos al ser hospitalizado en un país de primer mundo, desangrado, obsesionado con la idea de acabar con sus días, lo cual finalmente logra materializar, pero con tan mal talante el pobre, que aquel acto tan horrible fue para los de su tribu, un acto revolucionario y de proyección mediática asegurada. Fue así como su arrebato demencial terminaría siendo sólo la punta de una lanza predestinada para desgarrar la tranquilidad y las buenas consciencias de una mayoría en sus comunidades con partisanos que todavía se persignaban respetuosos de las formas y las tradiciones que el pasado les dejara. 



       Aquella noche fatídica en que se concretaría el mandatory suicide que Death planeaba y procuraba de hace tiempo, se queda solo en la casa que comparte con los otros miembros de la agrupación, y después de un rato bien prolongado de estar tratando de cortarse las venas sin tener éxito, busca una segunda alternativa pues su cuerpo se está quedando ya sin fuerza, y cada vez el serruchar insistente del cuchillo sobre la piel, lo corta menos. Así es como encuentra una escopeta que sin mayor preámbulo apunta hacia su cabeza,  con la que finalmente puede detener con estruendo, ese insistente dolor de estar vivo. 
     Sin embargo estamos hablando de adoradores de las fuerzas más primigenias y bestiales todavía presentes en el impulso del cazador que durante cientos de miles de años desgarró con sus dientes la carne caliente y sanguinolienta de la presa cazada, y por su puesto que esto no podía ser el acto que tanto odio acumulado durante siglos saciara esa irrefrenable necesidad de muerte. Fue así que a pesar de los pedazos de cráneo y cerebro estallado embarrados por paredes y hasta el techo, cuando entró al recinto la némesis de Death, su compañero "Euronymus", con quien tenía esta extraña relación de amor y odio, guitarrista y fundador original de Mayhem,  al verlo ahí en medio de ese retorcido festín de sangre, sesos y órganos reventados, ese aquelarre de demencia y muerte escandalosa, no pudo atinar a buscar un teléfono para pedir alguna clase de ayuda... cualquier, clase de ayuda. No llamó a los servicios forenses, o a los policías del poblado más próximo a casi cien kilómetros de distancia, no le dijo nada a la familia del occiso, ¡o a su propia familia quienes eran los dueños de la cabaña que ahora era un ramen de cerebro humano desparramada!

    NO. Lo que hizo Eurónimus al ver transformado su recinto nihilista de vacuidad, fue que salió corriendo y se montó en una bicicleta, para ir a comprar a toda velocidad una cámara fotográfica para lo cual tuvo que recorrer un camino de 45 minutos de ida y otros 45 de vuelta, y hacerse así del instrumento con el que congelaría por siempre la más escalofriante y repulsiva escena jamás antes registrada en el mundo musical... :s

     Tomó Eurónimus el cuchillo con el que se había estado cortando los brazos su amigo Death,  la escopeta con la que se había volado la cabeza, y los acomodó con cuidado y parsimonia al lado del cadáver tirado en el piso, casi como si se estuviera mofando, seguro con esa sonrisa velada y mortecina que recordamos todos los que hemos visto su juicio, y entonces... TOMÓ LA FOTOGRAFÍA. Una imagen que no sólo el mundo del metal recordará hasta el último de sus días. 




  Posteriormente y como ya lo hemos dicho, uno de los dos "supervivientes", de la banda, toma con una determinación fría, la decisión de utilizar esta fotografía, como la portada del siguiente disco que la agrupación a tan sólo un año de haber vivido la tragedia. Titulado como "La caída de los corazones ennegrecidos" (Dawn of the black hearts), ese que en el QuintoPoder entre mi papá y yo lejos de mediar, se inmiscuía, llenando en mi adolescencia con su relato, seguro como sigue haciendo hoy todavía, las bocas parloteras y morbosas de los muchachitos con mejores promedios, menos atención por parte de los padres, y mayor problema de sobrepeso, en secundarias varoniles a lo largo y ancho de una geografía globalizada, quienes llevan a cuestas vidas sustentadas en la soledad, la desconfianza y el miedo, que buscan necesitados, algo de atención, de cariño, de pertenencia, cualquier cosa que de  un sentido para sus alienadas viditas como mi yo de entonces, contando la misma historia a la misma gente una y otra vez, emocionados siempre como si fuera la primera, gracias a ese morbo torcido que nos encendía al modificar en cada una de ellas los detalles para ponerle todavía más negrura a la noche de nuestros días ennegrecidos, cada quien echando de su cosecha para apropiàrnosla, haciéndola el lugar de encuentro favorito para quienes se querían o bien se entendían como seguidores prematuros del lado oscuro que nadie más quería, al que la "gente normal" le rehuía pero que a nosotros los niños de las huestes podridas de los colegios bien, que a pesar de las buenas costumbres y los códigos de comportamiento correcto que nos querìan imponer, seguirìamos evadiendo por el resto de nuestras vidas cuando menos en la imaginaciòn, los menos afurtunados. Y es que no había entonces maneras alternativas para de no experimentar con angustia y desasosiego, una falta de verdadera pertenecía, de amor, de atención, porque los ochentas de economía salinista y papás que siempre estaban trabajando, nos hizo vivir alejados de toda expresión verdadera de vida, con mucha obscuridad en nuestras casas de clase media, colegios de buenas costumbres que eventualmente, también al alma la ennegrecían. Muchachos excitados por esta historia que sòlo era una màs, dentro de   un bestiario despiadado al que se le sumaban otras alimañas misántropas más de la calaña que nos alimentaban con esta extraña energía, como aquella del cantante que en verdad se mutilaba y grababa su agonía, o el que se cortó las manos y se puso a cambio unas pesuñas de cerdo a su piel cosidas, con la que después componía sus experimentos sonoros, considerados no como música sino más bien como herejías, o bien como aquella otra del líder de una agrupación que mete a algunos fans en el camerino después del concierto, para obligarlos a beber de su sangre impía, como el momento cúlmen de una "misa negra - concierto" que al final sólo fue la antesada a una condena en prisión de la que declara que como única verdadera prisión, él considera a la vida. 

6 * 6 * 6

Y así, con esta idea y frente a este escenario, con estas raíces bien arraigadas, se me cruza en el camino, 30 años después, un documental de la misma banda Mayhem, en su gira por Sudamérica. Narrada con la voz y la mirada de NECROBUTCHER (que en español se puede entender como El carnicero de los cadáveres, o bien, el cadaver carnicero), uno de los dos miembros de auqella alineación maldita de la que no hemos dejado de hablar, que todavía sobrevivía. 


Se referìa, en un primer momento, a cómo la música, los conciertos en vivo particularmente, sirven como una válvula de escape que eventualmente relaja, disminuye de alguna manera la presión social que ejercen los individuos cuando llevan vidas alienadas sobre sus espaldas, y no pueden hacer ni siquiera algo para sacudírsela de vez en cuando. Cosa que sucede en conciertos como los de este género musical y los de esta agrupación, en voz de su representante. Acompañado del comentario curioso de que sucede especialmente, en los países de tercer mundo: entre más pobre y menos educación tiene, más violentos serán los conciertos... y más paz se respirará una vez que hayan terminado, contradiciendo además lo que el "sentido común" podría hacer pensar que sucede después de una sesión de cuando menos mucho alcohol,  algunas veces drogas, y siempre música hiperviolenta, desafiante y machacante. 


PERO DESPUÉS, EN EL MISMO CAMERINO DONDE DECÍA ESTO Y DESPUÉS DE REÍRSE DE UNA CALAVERA PLÁSTICA QUE LE ACABA DE REGALAR UN FAN Y PREGUNTARSE CÓMO ES QUE ESTA GENTE LO PERCIBÍA, IMAGINAR QUE LO PIENSAN VIVIENDO EN UN CASTILLO VAMPÍRICO Y NO EN UNA PEQUEÑA CASA MODERNA, ORDENADA Y LLENA DE LINDOS DETALLES, COMIENZA ENTONCES A HABLAR DE LAS COSAS QUE A ESTAS ALTURAS IMPORTAN EN SU VIDA Y QUE MÁS EXTRAÑA CUANDO SALEN DE GIRA Y SE ALEJA POR LARGAS TEMPORADAS DE CASA. Y PLATICA SOBRE SU HIJA Y SOBRE SU "PEQUEÑO HOMBRE", SU NIETO, Y CUANDO LO HACE SE PERLAN SUS OJOS.

un momento... 

¿se perlan... sus ojos?


El grupo con el que este viejo HABÍA HECHO una vida, VIBRABA EN FRECUENCIAS DEL BAJO ASTRAL Y ESO QUE ESTABA VIENDO NO TENÍA ABSOLUTAMENTE NADA QUE VER con el concepto que mi mente retenía. Las suyas en su momento eran frecuencias densas de blasfemia, de sectarismo y de misantropía, sinfonías de profanación y rabia, extremismo ideológico, rencor milenario y odio antológico, sin que pudieran faltar las iglesias en llamas, las tumbas profanadas con un inmenso  resentimiento contra toda la creación, que alimentado toda una vida con tanta maldad humana, no debería en verdad ser a estas alturas más que un despojo al que ya le habían salido canas. Pero por este simpático hombre por el que los años ya habían pasado, el viento cortaba silvante su rostro mientras se deslizaba  estóico con su bicicleta sobre la autopista de una Noruega escarpada, con la ligereza y suavidad que lo haría un cuchillo sobre mantequilla, o mejor aún, con la gracia de un ave majestuosa saliendo del pantano y levantando el vuelo hasta perderse en la nada, hablando de la meditación en movimiento que este acto para él representa, manteniendo el cuerpo sano y la mente limpia sin la carga de pensamientos negativos que a sus días calidad le restarían.  


     Me sentí... confundido. Desorientado. Como si me hubiera desmayado y luego regresado en mí, pero sin saber en qué lugar estaba ni qué hacía ahí. Primero pensé que tal vez Necrobutcher, así con ese nombre tan lleno de gracia y equilibrio que lleva como mote artístico, de repente igual que nuestra Yuri, la de la maldita primavera, o cualquier otro artista con intención de dejar la cocaína, había encontrado a Jesús y en él la brisa de vida que lo llevaba a despertar a una nueva vida. Pero eso era imposible inclusive para dios para quien todo es posible. Luego, pensé que a la mejor el buen Necrobutcher siempre había sido el tranquilo del grupo y que no sabía yo suficiente de su historia, pero lo había visto a pesar de él no usar pintura de cadáver en sus años mozos despotricar contra los católicos con un odio genuino. Así que  finalmente, pensé que tal vez existía la posibilidad de que  todas esas historias horripilantes e inhumanas que conocía sobre el BLACK METAL, habían sido un invento malintencionado, oportunista  y tendencioso de los medios de comunicación, y de las instituciones que estàn detràs de ellos. 


Fue así que comencé un nuevo viaje, 30 años después, con rumbo al séptimo círculo del infierno, ambientado por el soundtrack del metal más extremo. Y fue para romper el prejuicio que yo y el resto del mundo tenemos en la cabeza. Porque de no haberlo investigado y atestiguado con mis propios ojos muchas de las cosas que quiero contar, no las habría creído yo mismo. Y es que entre esa basura infrahumana que nos muestran los medios, había gente estudiada con postgrados, un teólogo, un psiquiatra, un maestro de preescolar, un rescatador de perros y un buen padre enamorado de su familia. Y me parecieron los ejemplos más inspiradores, congruentes, comprometidos y profundamente humanos que alguna vez haya conocido. Un ejemplo claro y determinante de lo difícil que es encasillar a un ser humano, de lo falso que resulta ser la imagen pública, sobre todo en tiempos hipermediatizados, y lo denostable que resultan ser las críticas y el sinsentido profundo, hipócrita y mediocre que hay en el odio enseñado y promovido por las instituciones, a travès de los medios de comunicaciòn.   


 Encontré, en el metal obscuro y en la voz de los paganos profetas del diablo, una esperanza renovada a la pútrida naturaleza humana y su absoluta carencia de sentido en tiempos como los que corren. En estos personajes descubrí una clase de ser humano de los que he conocido tan pocos como para contarlos con los dedos de mis manos: presentes, conscientes, empáticos con "el otro" y responsables de sus actos y sus omisiones. 

Y entendí entonces que su música no eran himnos ni adoraciones al maligno, sino una crítica inclemente y muy indignada hacia los abusos históricos de quienes a través del engaño religioso arrasaron con pueblos enteros, cientos de años de cultura, personas de todas las edades, condiciones y géneros, y durante siglos nos condenaron a vivir con culpa y miedo. Ellos, los verdaderos obscuros, los que le pusieron un precio a la salvación y al cielo. 

     Pero estas historias las vine ya a saber muchos años, casi 30, después de haberme bañado yo también en la adolescencia con sangre coagulada en un ritual frente al estéreo de un chaval que siente las marejadas de muchos sentimientos y pulciones milenarias que no podría decir cómo se llaman, emociones que despierta esa música que parece macabra, en la cabeza y las entrañas, pero que en verdad pulsa como la vida, dramática, sí, sangrienta, pero es que... nadie dijo que la creación de dios fuera de miel sobre hojuelas escarchadas, de todo eso que oye y que le remueve morbo y excitación a su parte más arraigada... de eso, de animal vivo en ese momento de la vida, de la que no puede entender casi nada. Porque el mensaje está codificado, y como en la vida misma, en donde nada es lo que parece, y todo termina pareciéndose cuando por fin se reintegra al ciclo de la vida, para revelarnos nuevamente que ya sea en una dirección u otra nos vamos a encontrar nuevamente con la nada. 

     Ah, delicia de morbo. Mucho antes de que el metal me entrara por los oídos, fue por el relato  por los ojos pero más por el corazón, donde ssu veneno dulce y mohoso se me derramara.  Entonces mi señor padre ahí en el QuintoPoder y mediados por el disco con portada del vocalista con la cabeza explotada, buscando él probablemente el auxilio divino al no saber cómo reaccionar ante la escena de inmovilidad incómoda que simbólicamente nos amordazaba,  morbosa por mi parte, casi insostenible desde donde él me estaba viendo, en donde tampoco tenía mucha idea de lo que procedía, paralizados, frente a frente, padre e hijo, expresando cultos que jamás se reconciliarían ni superarían su primigenia enemistad y enojo como ha sido por los siglos de los siglos... encontró finalmente lo que pensò que a la situaciòn salvaría. Con duda en sus ojos primero, pero con astucia, lo veo voltear de forma instintiva hacia el techo del Quinto Poder, como buscando allá arriba otro poder con respuestas que viéndome a mi no sabría cómo establecer. Y ahí estaba lo que había pedido mi papá,  cuando menos la opción que estaba necesitando en ese momento, un mensaje que nos reconciliara, con una comprensión y un carácter que lo ayudaran a poder sentir empatía por su chamaco, pero que al mismo tiempo que de sus enemigos lo alejara, de los vicios, los malos ejemplos, el pelo largo, las uñas negras y las cruces volteadas. 

    Y entonces me dijo, sin voltear a verme: - mira hijo, ahí hay una bandera de Jim Morrison, el de los Doors, ellos pensé desde el otro día que te gustaban. Pasé por tu cuarto y ahí en el estéreo los tenías, a todo volumen, como bien mariguas, ellos, no tú como crees, yo a ti eso nunca te lo diría ni te lo permitiría, primero te arranco los dientes de una cachetada, porque esa chingadera tarde o temprano te mataría... la droga, no la cachetada, pero no, ahorita, qué te parece si nos llevamos la bandera del cantante de los Doors, impresa sobre tela negra, ¿te gusta?, ¿del Rey lagarto? La clavas en tu cuarto como aquí, en el techo, para que estén ahí, todos, los Doors... ahí, y tú, como, para que los oigas... como, acompañándote. Para que ya no te de miedo en la noche, ni en el día... ¡ni nada!

6 * 6 * 6

El disco de los corazones ennegrecidos nunca lo tuve en físico, lo vine a escuchar yaaa muchos años después, ahora en tiempos de internet. Sin embargo, el buen Jim  me acompañó durante muchos años y se convirtió en mi guía, mi chamán en el desierto sitadino cuidando que no me dieran pálidas en mis consumos, y que siempre lo que aprendía en "el otro lado" nunca nunca lo olvidara. Clavado en esa bandera en el techo de mi habitación, recordándome ese gesto de amor absoluto y de ternura conmovedora de mi viejito queriendo acercarse al pútrido mundo de su adolescente que ahora le crecía y se le hacía rebelde de la nada. Y con este acto, grabando para siempre en lo más profundo de mi corazón, la verdadera esencia de los blackmetaleros, que es la misma de los católicos, de los que ahora se hacen llamar agnósticos o de los satanistas no teístas, los laveyanos y también de los cristianos adventistas. Zoroatristas, bulímicos hedonistas, taoístas y consumistas,  sobre todo los que ademàs de alguna de estas condiciones son tambièn padres y madres de familia que de la adolescencia no entiendan nada. Esa forma de amar de los papás fue en verdad lo que sí me rompió todos mis paradigmas y el corazón, no tanto el satanismo, tanto que me hace llorar cada que viene a mí su recuerdo aunque con la distancia y el tiempo haya comenzado a hacerse vago por viejo, pero que nunca me dejaría olvidar lo que finalmente a todo este embrollo le aprendería como un mantra: es el mismo credo para todos, que es el mismo de la naturaleza, el de la atención y del cuidado de un padre que por sobre todas las cosas en el mundo ama a su projiene y que sin pensarlo un segundo antes que a su retoño, preferiría que fuera a él a quien la muerte se llevara. 
    Como yo ahora amo a mi cachorro, con quien le pido al diablo, a dios, a quien sea, me regale otra vez la alegría, el amor tan grande de escucharlo preguntándomelo todo y sentir que le puedo dar mi amor, mi cobijo, y mi más profunda alegría ruidosa, satánica y animada. A ella, a mi Romi, que se me hizo Mateo de la noche a la mañana, mi vida y este documento que se los dedico con toda mi alma. Con  ese mismo amor que mi papá le dio a su hijo y aquí me tiene, develando de la vida, el más profundo y el más hermoso acertijo que jamás en ninguna otra de mis más de trescientas vidas, imaginara: el amor a tu retoño es lo más grande, lo más hermoso y poderoso, el vínculo más fuerte y el amor muchísimo más grande que cualquier sueño, temor, riqueza o anhelo que al corazón y a la mente, bajo cualquier circunstancia, embargaran. 

   Y si alguien no lo cree, que le pregunten a Necrobutcher, al vocalista de los Cannibal Corpse, la agrupación más censurada del planeta,  que regala cientos de peluches a niños en situaciones especiales después de que sus hijos le crecieron y tuvieron que ponerle un alto con peluches que desbordaban su casa en la ciudad de Bufalo, o al bajista de la banda Gorgoroth que crucifica mujeres y empala cerdos en sus conciertos, pero únicamente sale de gira en período vacacional porque es maestro de preescolar. Entre algunos otros peculiares casos de "hombres malvados" que tienen bien claro cuál es la manera más astuta de traer el infierno a la tierra, y ellos, los hijos de satán, trabajan justo en el sentido inverso, a favor del verdadero amor. No el que comercializan los medios de comunicación. 

Mientras tanto, DEDICO ESTA REFLEXIÓN QUE AL FINAL DEL CAMINO ME DIO SENTIDO ASÍ COMO A CADA UNO DE MIS PENSAMIENTOS Y  PALABRAS, A QUIEN LE DIO SIGNIFICADO A MI EXISTENCIA: MI HERMOSO Y SATÁNICO GATITO. POR TI MI PRECIOSO CHAMACO, MI ALMA AL DIABLO Y A DIOS AL MISMO TIEMPO Y SIN PENSARLO UN SEGUNDO,  LES ENTREGABA. 

Por cierto que tuvimos nuestra propia banda. 

VAMPURR
gatit@G@tipunk

Si le interesa escucharla dele clic ahi a su nombre.  



     

Y finalmente,  el documental que dio origen a esta recuperación de los primeros instintos, los de desarrollarse, ser autosuficientes, emancipados, matando al padre simbólicamente para poder hacer uno su propia ley, y después ser así mismo asesinado por un cachorro humano que tendrá que cruzar el mismo camino, para que así entonces y sólo así,  sigamos siendo capaces de crecer y de repetir el divino ciclo de la vida. 



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