The Slide

Durante mucho tiempo esta foto estuvo pegada en mi pizarron de corcho para recordarme un dicho que mi mamá me repetía muy a menudo en mi infancia: hace más una hormiguita trabajadora, que un elefante echado. Y no es por la imagen en sí misma sino por la historia que tiene detrás de ella. Es un dibujo que hice en el 99 y que le regalé a mi amigo Makis cuando me fue a visitar a vancouver y me sacó, cuando menos por unos días, de la miseria emocional en la que vivía. El dibujo lo había hecho entonces para una revista que se llamaba The Slide, como los slides de pizza que alimentaban a los chicos que vivían en la calle y que eran quienes editaban el magazin de casi 40 páginas tamaño carta a blanco y negro por ambos lados. Estos muchachos se reunían una vez a la semana en un centro comunitario del gobierno y hacían lo que muy pocas veces vi que se hiciera en la universidad: trabajaban, debatían, analizaban, discutían sus colaboraciones y tomaban decisiones. Bellísimos los cabrones. No importaba que estuvieran borrachos o drogados, todos tenían voz, incluso yo, que nisiquiera vivía como ellos en la calle.
A pesar de que en varias ocaciones he intentado colaborar con proyectos editoriales que a primera vista parecen serios, ninguno, absolutamente ninguno ha tenido ni la sombra de originalidad y compromiso que esta revista tenía. Quisiera guardar algún recuerdo más sustancial, pero esta foto es lo único que me queda. 

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